Pequeño manifiesto no disruptivo

Canaid: especialistas en desarmar simulacros utilizando las mejores preguntas.

Son tiempos desafinados, ansiosos, crispados. Vivimos de sobresalto en sobresalto, de crisis en crisis, instalados en la incertidumbre crónica, interpelados por constantes emergencias, ensordecidos por discusiones estridentes.

"El ser humano no soporta demasiada realidad y es grande la tentación de cerrar los ojos o de mirar a otro lado: hacia las soluciones simplistas, las ilusiones consoladoras, los autoengaños pueriles, las ideologías cosméticas" (...)

Emboscados en paradojas nuestra mente se confunde, nuestras emociones se desparraman y el alma se polariza. Ante nuestros ojos perplejos desfilan trepidantes cambios sociales, profundas mutaciones culturales, metamorfosis políticas hasta hace poco inimaginables. Hay quien se encoleriza. Hay quien se esconde. Hay quien aplaude. Y los hay que entran en pánico.

El ser humano no soporta demasiada realidad y es grande la tentación de cerrar los ojos o de mirar a otro lado: hacia las soluciones simplistas, las ilusiones consoladoras, los autoengaños pueriles, las ideologías cosméticas, los edulcorados espejismos del éxito en los que estos tiempos, ¡ay!, con sus mercaderes de retóricas, hechiceros de algoritmo y narcisos del pixel, son tan expertos. Nuestro Perú respira también, inevitablemente, esta atmósfera global. Remecido por temblores locales y a la espera de milagros dudosos.

Pero como decía Eduardo Chirinos “para inventar el futuro hay que hundir el pico en el presente” y esos tiempos ansiosos, desafinados, en un mundo crispado, son nuestros tiempos. Y sin depreciar el pasado, ni desatender el futuro, no podemos perder de vista nuestro presente. Y CANAID solo pretende remover obstáculos para comprenderlo. Fijar la mirada en todo lo que da que pensar.

Sin impaciencias, sin autocensuras, alejados de consignas y eslóganes, con la convicción de que la realidad solo se deja atrapar por una atención rigurosa y generosa. Por una mirada paciente y audaz que rasgue el velo, que atraviese las burbujas autocomplacientes, apostando, todavía, por la nobleza y la transgresión que palpita en la palabra veraz. Porque recuperar la realidad es recuperar el lenguaje. Porque la pirotecnia del agravio eterno y el ruido de los datos acondicionados no pueden disimular el desconcierto, el sinsentido y el extravió que se filtra por doquier.

Porque los analgésicos se terminarán y se hará de noche, recuperemos el sentido de lo real, el sentido de lo posible. Abandonemos el enjambre para hacer comunidad. Aprendamos de nuevo a leer las huellas, a enfocar la mirada, a afilar las cuestiones.

Porque hay preguntas que no pueden esperar.

CANAID: especialistas en desarmar simulacros utilizando las mejores preguntas.